HECHOS PARANORMALES: Niños jugando en la calle
Fecha: 2024-04-20 16:28:56 PM
Cuando Fidel Castro abrió en 1982 el puerto del Mariel, para que quienes quisieran salir de la isla de Cuba con destino a Miami, la gran mayoría de los refugiados fueron a vivir en el sur de Miami conocido como “La Pequeña Habana”. Allí conocí a Sixto Arango, un señor de unos 50 años de edad en la época.


Vivía en el 5º piso de un edificio de la Calle 8 con la Avenida Miami, sector Sureste de la ciudad, contó que en cierta ocasión, en el mes de diciembre, una noche de mucho frío, algo inusual en esa ciudad caracterizada por su clima caluroso, le llamó la atención el griterío de unos niños que venía desde la calle, a pesar de la altura en la que encontraba, y con las ventanas cerradas.

Se acercó a una de las ventanas para ver de qué se trataba, y dijo que vio a un grupo de 10 a 12 niños jugando, y lo que más le llamó la atención fue que estaban desabrigados, con pantalones cortos y camisas de mangas cortas, y lo más llamativo aún, del mismo color, como si estuvieran uniformados.

Para cerciorarse mejor de lo que estaba sucediendo, decidió bajar utilizando el ascensor en donde encontró al conserje que había acudido a un vecino del apartamento contiguo al suyo. Aprovechó y le preguntó al conserje sobre esos niños, recibiendo como respuesta, uno “no sé”, expresado con un encogimiento de hombros.

Bajó,  y al salir a la calle se percató que los niños ya no estaban, algo que le extrañó mucho, pues a dónde pudieron haber ido en tan corto tiempo, y por sobre todo, de dónde salieron o vinieron. Con la intriga carcomiéndole, regresó a su apartamento decido a poner fin al asunto.

Pasó  un tiempo, hasta que un día, viendo un canal de tv en español, el presentador dio a conocer la noticia sobre la condena a 15 años de cárcel del conductor de un bus escolar, quien 10 años atrás, conduciendo ebrio había ocasionado un brutal accidente en el que perdieron la vida 11 niños de una escuela pública, en la misma esquina donde él estaba residiendo. Aunque le llamó poderosamente la atención, lo dejó pasar.

A continuación, vino la sorpresa que lo dejó petrificado, en primer plano de pantalla estaba la fotografía de varios alumnos de la escuela entre los que estaban los fallecidos. Aunque no llegó a ver rostro alguno, los niños de la foto lucían como uniforme, el mismo estilo y color de ropa de los niños que había visto jugando en la calle aquella frío noche de diciembre.

Radio Imperio 106.7 FM

 


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