Hechos Paranormales. "Nunca dejó su casa"
Fecha: 2024-04-06 13:16:43 PM
Por Estela Valdés: A inicios de los noventa vine a vivir a Asunción, estuve un tiempo en casa de una tía, después en la de una prima y unas semanas en la casa de una amiga.


En ese tiempo mi hermana venía con frecuencia por razones laborales, hasta que por la misma razón tuvo que quedarse a vivir de manera permanente.

Fue entonces que buscamos una casa para alquilar y tener nuestro espacio, con mucha suerte encontramos una muy bien localizada, a una calle de mi lugar de trabajo y cerca de todo.

Era una pequeña casa blanca de estilo colonial, con una galería adelante, una sala, a la izquierda un escritorio, a continuación de la sala el comedor a la izquierda la única habitación que compartíamos.

Del comedor, se pasaba a la cocina que tenía una puerta hacia la galería del fondo donde estaba la lavandería y una pequeña habitación de servicio y su respectivo baño.

Un patio inmenso y altas murallas rodeaban la casa que estaba a unos veinte metros del portón de acceso. El patio frontal tenía un hermoso jardín con árboles y arbustos.

Cómo vivíamos las dos solas, nos tocaba lavar, limpiar, planchar y cocinar, por lo que siempre decíamos que buscaríamos a una señora que se hiciera cargo de esas labores y principalmente nos hiciera compañía.

Después de estar ahí unos meses, mi hermana tuvo que ausentarse por más de sesenta días por exigencias de su trabajo y tuve que quedarme sola.

Una prima y mi mejor amiga se pusieron de acuerdo y se turnaban a quedarse a dormir en casa para acompañarme.

Uno de los días que le tocaba a mi amiga, nos reunimos en casa con otros amigos a jugar generala porque al día siguiente era domingo o feriado, no recuerdo bien, pero sí que no había obligaciones.

Repentinamente y en pleno juego esta amiga me dijo que quería ir a su casa porque tenía un mal presentimiento, hasta se le erizaba la piel y por supuesto se fue.

Seguimos jugando los que quedamos, cuando uno de ellos me pidió usar el baño, le indique donde quedaba y cuando regresó me preguntó por qué no les había comentado que ya habíamos conseguido a la señora que andábamos buscando.

Le pregunté dónde la había visto y qué le dijo; con toda naturalidad me contestó que la vio en la cocina, que la saludó, que ella le sonrió y salió hacia la habitación de servicio.

Le dije entonces, que no había ninguna señora y lo que me decía no podía ser real, que no bromeara así. Aunque él insistía que quien bromeaba y quería asustarlo era yo. En ese momento todos estaban intrigados por saber quién decía la verdad.

Les llevé entonces a la habitación de servicio a la que supuestamente la señora entró y pudieron constatar que estaba llena de materiales de construcción sin espacio para una silla siquiera.

Hubo un intercambio de miradas y me dijo que solamente hizo una broma, que en realidad no había visto a nadie.

Ninguno se atrevió a indagar más, ni tocar el tema, pero no se fueron hasta que amaneció, fue como un acuerdo tácito para no dejarme sola esa noche.

Yo nunca comenté nada con mi familia para evitarles preocupaciones, hasta que nos mudamos a otra casa y decidí contarle a mi hermano mayor.

Cuando le dije vos sabías que en la otra casa...., sin dejar que terminara la frase me dijo:  "¡Aparecía una señora!!" 

En ese momento sentí un torbellino de emociones, no sé si miedo o curiosidad, porque realmente a mí jamás se me apareció y si quería asustarme lo hubiera hecho mil veces, muchas noches pasé sola en esa casa y a pesar del antecedente con mi amigo, gracias a Dios no llegué a sentir miedo.

Le pregunté cómo había sido su experiencia y me contó que una siesta estaba sólo en la casa tomándose un descanso, cuando salió de la habitación para tomar agua y apenas abrió la puerta la vio parada cerca de la mesa.

Su primera reacción fue bajar la mirada porque estaba en ropa interior y sintió vergüenza y en cuestión de segundos cuando volvió a mirar ella ya no estaba, nunca dijo nada para no asustarme.

Me llamó la atención el hecho de que se le apareciera a dos varones y a mi jamás, entonces indagué acerca de los dueños originales de la casa.

Pude averiguar que en esa casa vivía una señora con su hija y cuando esta terminó la facultad consiguió un trabajo en el centro y le propuso a su mamá alquilar un departamento cerca de su trabajo y la señora no quiso dejar su casa.

La hija se fue de todos modos y la visitaba los fines de semana, una vez cuando volvió la encontró muerta.

Llegué entonces a la conclusión que ella nunca dejó su casa y le cuidaba a la chica que estaba ahí sola: A mí.



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