Definitivamente los paraguayos pecamos de irresponsables y relajados
Fecha: 2022-06-30 00:00:00
COMENTARIO: Cuando los casos de coronavirus, que resultaron en una pandemia, comenzaron a aparecer en nuestro país el 17 de marzo de 2020, todas las personas, mientras se registraban cada vez más casos positivos y números de muertes que iban en aumento, el deseo de todos era que se descubra la vacuna para evitar contraer el letal virus.


En ese tiempo, el descubrimiento de la vacuna estaba aún en su etapa investigativa, ni siquiera de pruebas laboratoriales, y a la par, los médicos del mundo entero no encontraban los medicamentos efectivos para asistir a quienes ya habían contraído el virus, todo lo hacían a ciegas de manera experimental, muchas veces con éxito y en menor cantidad no.

El superar la enfermedad o sucumbir ante ella, dependía en gran medida de la condición de salud, llámese enfermedades de base, y defensas inmunológicas del paciente y nada más, dependiendo de eso, algunos ni siquiera se daban cuenta de que tenían el virus, otros eran afectados de forma más leve, otros de forma más fuerte o grave a un punto tal de que una vez superada la enfermedad quedaban con secuelas, y otros lamentablemente no lograron sobrevivir.

Después de un año aproximadamente se anunciaba que el Rusia, en China, Inglaterra, Alemania y Estados Unidos de América se descubrieron y ya fueron aprobadas las vacunas Anticovid 19, era la luz de esperanza que todos aguardaban, solo que mientras se esperaba que las dosis necesarias para inmunizar a toda la población lleguen a nuestro país, había que esperar a que otros más poderosos reciban primero que nosotros, y mientras tanto seguían muriendo personas.

Cuando al fin pudieron llegar las primeras 4.000 dosis de las vacunas rusas Sputnik, una cantidad irrisoria si en verdad era la primera partida de 1.000.000 dosis adquiridas de la Federación Rusa, se comenzó a buscar en países amigos más vacunas que comenzaron a llegar en carácter de donaciones, y así fue, que con las dosis disponibles se inmunizaban a las personas por franja etaria y número de Cédula de Identidad, previo registro en una página de internet del Ministerio de Salud.

Comenzó así un verdadero vía crucis de personas que acudían, según el día y al local vacunatorio asignados, formando largas y cansadoras filas que se iniciaban en horas de la noche del día anterior. Con orden y mucho desorden, con vacunas que llegaban y que a veces faltaban, la campaña de inmunización logró el objetivo de reducir casi a cero la propagación de la enfermedad, al menos en su forma grave.

Sin embargo, ahora que todo parece estar controlado, aunque se anuncia una nueva ola de contagios, la que sería la 4ª, el Programa Ampliado de Inmunizaciones, PAI y el Ministerio de Salud Pública, por poco no suplican a las personas para que acudan a vacunarse aprovechando que hay suficientes vacunas para la 1ª, 2ª, 3ª Y 4ª dosis, y a la vez anuncian que hay miles que están por vencer y que por ende deberán ser destruidas cuando bien podrían salvar vidas.

Definitivamente, los paraguayos somos irresponsables y relajados, cuando hay vacunas, para prevenir la enfermedad que sea, y no es imperiosa la necesidad de recibirla, no le damos importancia, pero, cuando hay un brote de cualquier enfermedad y se vuelven necesarias las vacunas, acudimos en masa, y cuando se acaban, porque ni modo que se tengan 7.000.000 de dosis aguardando que nos decidamos, despotricamos contra los responsables de proveerlas, olvidándonos que por mucho tiempo las que ya fueron aplicadas estuvieron durmiendo el sueño de los justos en un refrigerador  en cualquier hospital público.

Redacción Radio Imperio FM

 



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